Realizarnos a nosotros mismos
Todos los seres humanos poseemos el potencial necesario para lograr desplegarnos. Sin embargo, una condición es solo una posibilidad, no un hecho concreto y real. De cada uno de nosotros dependerá convertir en un árbol frutal, una pequeña semilla que ha de ser cuidadosamente cultivada.
Si bien todas las personas cuentan con la posibilidad de realizarse a sí mismas, no todas lo logran. Solo aquellos ejemplares humanos que toman en sus manos la comprometida decisión de hacer algo significativo con sus vidas alcanzan este propósito que promete enorme satisfacción al estar ligado con lo más ansiado de la existencia humana: hallar el sentido de la propia vida.
El budismo nos dice que la vía regía a la felicidad y la realización personal es la “disciplina”, pero no a la manera en que entendemos este término en la cultura occidental.
Para las tradiciones de sabiduría oriental, la disciplina esconde una maravillosa frase: “ser discípulo de uno mismo”.
De modo que, disciplinarse es convertirse uno mismo en su propio discípulo. ¿Discípulos de qué? De nuestras partes más crecidas y evolucionadas.
A todos nos sucede que en momentos de buen ánimo y lucidez nos proponemos determinados objetivos, sentimos una confianza hacia nosotros mismos descomunal, vemos las cosas con más claridad y con una consciencia mucho más despejada…, sin embargo, cuando ese estado excepcional pasa, volvemos a más de lo mismo, caemos en las mismas costumbres, en las rutinas de todos los días, en los automatismos inconscientes y nos olvidamos de todo lo que nos prometimos en ese estado de consciencia esclarecida.
Volverse discípulo de uno mismo sería es obedecer a esa claridad magistral que habita dentro de cada uno de nosotros y estar atentos a no perderle el rastro.
Es bien conocida la frase “somos maestros de nosotros mismos”, pero esa frase está incompleta sino somos nuestros mejores discípulos. Necesitamos, sobre todo, aprender a seguir nuestras más nobles corazonadas y a ser coherentes con los valores, propósitos y proyectos que nuestras partes evolucionadas nos señalan.
Un buen discípulo no cede ante la fatiga, los vicios, los miedos y la desidia, sin embargo nosotros muchas veces, nos traicionamos y nos olvidamos todo aquello que nos prometimos en momentos de inspiración.
El camino hacia la realización personal supone una alianza incondicional entre nuestra maestría y nuestra disciplina. Nada acontece fruto de la casualidad en la vida de quien alcanza una sensación interna de felicidad. Lo que nace es consecuencia de una profunda coherencia interna y una puesta en acción, a pesar del miedo y de la desilusión que siempre acompañan como cantos de sirenas para que nos echemos hacia atrás.
¿Qué deberíamos entender por realizarnos?
No debemos confundir la autorrealización con alcanzar el “éxito” que define la sociedad, con el reconocimiento externo o la aprobación de los demás. Realizarse a sí mismo es plasmar en el mundo nuestros talentos, dones y capacidades, a través de una vocación, de un sentido de vida o una dedicación que al realizarla, nos expanda y nos haga sentir que ese es el mejor lugar en donde podemos “servir”, como una pieza de rompecabezas que ha encontrado su justo lugar .
Lo opuesto a realizarnos es sentirnos totalmente enajenados respecto de aquello a lo cual dedicamos nuestra energía y nuestro tiempo. Es ir en dirección contraria a nuestros más profundos deseos: anclarnos si queremos movernos, renunciar si queremos volver a intentar, seguir si queremos abandonar.
Esta desatención de lo más propio de sí, va generando frustración y la secreta sensación de sentirnos siempre en el mismo lugar y de tener siempre el mismo “sabor” personal.
Muchos trastornos psicológicos actuales, depresiones y estados de ansiedad, responden a una negación del propio potencial interno. ¿Por qué? Porque hay una energía que pugna por expresarse pero no encuentra su caudal. Ex/presarse es dejar salir a la esencia de la cárcel en la que habita. Cuando esa energía se ve bloqueada, aparece el malestar y sus síntomas.
Camino a la realización
Sabemos entonces que el proceso de autorrealización no acontece por sí mismo necesita de nuestra activa cooperación. Hay conductas encaminadas a la realización que el psicólogo humanista Abraham Maslow ha estudiado y coinciden con las guías que las tradiciones de sabiduría ancestral nos han dejado como legado.
Algunos tips!
Ser leales y honestos con nosotros mismos es fundamental en el camino de retorno a lo más genuino que ha quedado perdido en el camino de adaptarnos a la sociedad en la que vivimos.
La autorrealización no es un estado final al cual hay que llegar, tampoco ha de entenderse como un objetivo a alcanzar. Realizarse a sí mismo es un proceso continuo en el cual vamos desplegando gradualmente nuestros dones y talentos y volviéndonos cada vez más lúcidos y conscientes. Cuando vivimos la vida desde la autenticidad y sintonizados con la esencia que yace tras la personalidad, no tendremos que buscar más la felicidad afuera porque la dicha interna todo lo abarca.
¿Cómo son las personas autorrealizadas?
Sentirnos a gusto y realizados con nuestra vida requiere de un profundo trabajo personal. Quienes lo consiguen experimentan no solo contento sino también una profunda paz.
Quienes no, sienten ansiedad, tensión e incluso un miedo mayor a la muerte porque sienten que todavía no han vivido lo suficiente.
Cuando la persona se autorrealiza ya no se apega a la vida, se entrega y fluye con naturalidad porque comprende que todo tiene una razón de ser… La autorrealización es un gran antídoto para la depresión y el sin sentido. Alinear nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu a ese propósito es el acto más heroico que estamos llamamos a hacer en esta vida.
¿Estas en camino de tu realización personal?
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