Volver al sitio

¿Cómo gestionar nuestros pensamientos negativos?

Por Corina Valdano

2 de febrero de 2019

Voces negativas en nuestra cabeza

Dentro nuestro habitan infinidad de voces y no todas son buenas consejeras. Muchas de ellas nos aconsejan desde el miedo, la ansiedad, el pesimismo o la preocupación.

A estos pensamientos, la psicología les llama PAN (Pensamientos Automáticos Negativos) y su sigla en inglés es muy interesante ANT (Automatic Negative Thoughts), “ANT” significa hormiga en inglés y ninguna palabra los representa mejor porque realmente son como hormigas muy molestas en nuestra cabeza que no nos dejan en paz. El problema es que de un lugar con hormigas nos podemos mover pero de nuestra cabeza no nos podemos escapar.

Es fácil caer presa de esta dinámica arrolladora cuando le damos entidad de verdad absoluta a aquello que pensamos. En lugar de cuestionar nuestros pensamientos, nos dejamos someter y les obedecemos cual si fueran órdenes a cumplir. Los pensamientos negativos nos drenan una enorme cantidad de energía, nos dejan exhaustos y desmoralizados.

El problema no es que pensemos sino que olvidemos que un pensamiento es solo eso: un pensamiento, no una realidad concreta y real. Y seguramente habrán comprobado que muchas de las cosas que tanto nos persiguen finalmente no suceden o no resultan tan dramáticas como cuando fueran anticipadas.

¿Cómo podemos ahorrarnos tanto sufrimiento innecesario?

No podemos evitar pensar. La vida todo el tiempo nos presenta desafíos y situaciones difíciles. Anticipar escenarios y pensar acerca de lo que eventos que estamos viviendo es algo absolutamente normal. El problema acontece cuando en lugar de observar esos pensamiento como algo que está en nuestra mi mente y se irá, comenzamos a pelearnos con ellos o alimentarlos hasta volverlos una bola de nieve que no podemos parar.

Nos hacemos mucho daño cada vez que les damos el poder a nuestros pensamientos negativos para que nos dirijan la vida.​

Es muy importante estar atentos a darnos cuenta cuando estos van ganando terreno. Así como se va nublando de a poco el cielo, así se nos nubla la mente cuando dejamos que estos pensamientos sigan avanzando. Así como el sol despeja el firmamento, así nuestra conciencia limpia y aclara lo que esta encapotado en nuestra cabeza.

La conciencia nos ayuda a discernir que es cierto y que no en el embrollo mental en el que estamos metidos. Cuando tomamos conciencia de lo que se mueve en nuestra cabeza, nos volvemos dueños de sí y volvemos a tomar las riendas.

Son cosas muy distintas tener pensamientos a que nuestros pensamientos nos tengan. Lo primero es normal, lo segundo genera padecimiento.

Estrategias para neutralizar los pensamientos negativos

Existen prácticas y habilidades que nos resguardan de quedar atrapados en la cadena de pensamientos automáticos. Estas habilidades son recursos concretos que nos ayudan a no ceder a los cantos de sirena que habitan en nuestra cabeza.

No está en nuestras manos no pensar pero sí podemos encauzar lo que pensamos. Cuidarnos de nosotros mismos cuando nuestra mente comienza a galopar, es nuestra responsabilidad. De cómo gestionemos nuestros pensamientos, dependerá el trato que nos demos.

  • Aprender a observar nuestra mente: hacer de esta estrategia un hábito diario, nos vuelve seres más lúcidos y conscientes. Tal como si fueras un espectador toma registro de todo lo que habita tu mente, solo obsérvalo y déjalo pasar. Si no nos peleamos con nuestros pensamientos, si no nos ponemos a discutir con ellos o alimentarlos con más aderezos, pronto se disiparan hasta desaparecer, pues no son más que pensamientos, no realidades tangibles y reales.
  • Identificar y evitar los disparadores de los pensamientos negativos: somos expertos en hacernos daño con esto… esa canción que nos recuerda un dolor, esa imagen, ese lugar, ciertas personas. ¡Basta de potenciar lo que nos atormenta! Ser responsables de nosotros mismos y sobretodo adultos emocionales, es aprender a cuidarnos de esas tendencia insanas que agravan el problema en lugar de alivianarlo. ¡Aprende a ser un aliado de ti mismo, no te la hagas más difícil! Sustituye los disparadores negativos por estímulos que generen en ti sensaciones agradables y reconfortantes.
  • Re-encuadra tus rumiaciones: las rumiaciones son patrones de pensamiento excesivos que no te dejan ni a sol ni a sombra. Es la fantasía de creer que por pensar sobre algo una y otra vez, lo estamos solucionando. ¡Pues no! es una equivocación que encima nos deja de cama de tanta energía que nos demanda. Antes de buscar una solución debemos discernir qué es verdad y qué es mera fabulación. No sería extraño que luego de restarle “los agregados fantásticos” no haya nada concreto de qué preocuparse.
  • Activar el cuerpo: cuando te encuentres ahogado en tus pensamientos, lleva esa energía al cuerpo. Salir a correr, caminar activamente nos despeja y nos ayuda a liberar endorfinas que nos hacen cambiar nuestra manera de pensar. Seguro has comprobado que luego de hacer actividad física te sientes de mejor humor. Este recurso es una estrategia fundamental. Necesitamos desarrollar la fuerza de voluntad para poder utilizarlo aun cuando no tengamos ganas.
  • Definir anclas positivas: aprender a reconocer cuales son las personas que nos generan buena vibra, cuales las situaciones o actividades que nos motivan, la música que nos anima, las lecturas que nos cambian la perspectiva y propagarlas en nuestra vida. Las anclas positivas son recursos para no dejarnos llevar por nuestras tendencias automáticas negativas. Si haces mucho de lo que te hace bien, te sentirás cada vez mejor. Pero bien vale aquí una aclaración… lo que nos hace bien no siempre coincide con lo que más no da placer. Hacer esta distinción es fundamental para no caer en vacíos hedonismos que en el momento nos gratifican pero que luego nos hacen sentir culpa.
  • Ser compasivo: si los pensamientos negativos rondan en torno a nuestros errores, limitaciones o debilidades, debemos reconocernos como seres humanos falibles en continua evolución. Lo inteligente es aprender de nuestras falencias y darnos tiempo para fortalecer aquello que deseamos. Maltratarnos nunca es la manera de progresar ni desplegarnos.
  • Ayudar a otros: la ciencia ha demostrado que las personas altruistas son más felices. La dinámica de pensamientos negativos hace que únicamente nos centremos en nuestros problemas y no podamos ver más allá. Brindarnos a los demás nos ayuda a salir de nuestro ombligo y nos hace sentir más a gusto con nosotros mismos.

Esto también pasará...

Reconocer el carácter transitorio e impermanente de un pensamiento nos alivia. Muchos de los pensamientos que más nos persiguen y agobian no tienen más poder que el que le damos nosotros cada vez que en lugar de observarlos y dejarlos pasar, los alimentamos con más y más pensamientos que sumamos unos con otros se vuelven una gran bola de nieve difícil de parar. Mi consejo es no hacer de un eslabón una gran cadena. Cada vez que en tu mente haga su aparición un pensamiento perturbador, has uso de las siete estrategias que te compartí y verás que eso que ahora mismo te parece tan grave “también pasará” sin el costo adicional de hacerte tanta mala sangre.

Cada uno es responsable de cuidar la salud de su mente​

Tal como decía el Maestro Po “La mente es como una raíz, absorbe todo lo que toca”, por esto mismo… cuida tu entorno, lo que te rodea, de qué te alimentas y cuídate también de tus partes más nocivas para reconocerlas a tiempo y gestionarlas con lucidez y conciencia.