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¡Entrénate para ser feliz! Hábitos de Felicidad

Por Corina Valdano

23 de mayo de 2018

Ejercita hábitos de felicidad

Si en algo coincidimos como seres humanos es que todos queremos ser felices. El problema es que pensamos que la felicidad se conquista cuando, en realidad, la felicidad se despierta a partir de hábitos muy concretos que tenemos que ejercitar.

Si bien es cierto que el factor genético interviene en nuestra percepción de felicidad, esto es solo en un mínimo porcentaje. Esto significa que tenemos un amplio margen en el que podemos trabajar. Es decir que, sentirnos felices depende de los hábitos que tengamos en nuestro diario vivir.

Mitos acerca de la felicidad

Hay ciertos mitos acerca de la felicidad que tenemos que cuestionar para no buscar en lugares equivocados o sostener creencias que más que acercarnos a la felicidad, nos complican la existencia.

Mito 1: "La felicidad está asociada al logro de una meta"

Lo primero que tenemos que desmitificar es que la felicidad está asociada al logro de una determinada meta o a la consecución de objetivos deseados. Si bien es cierto que cuando conseguimos algo que nos propusimos, nuestro nivel de bienestar se incrementa, esta sensación no tiene duración en el tiempo. Es decir, no aumenta nuestro índice de felicidad, solo nos pone contentos por un plazo relativamente corto de tiempo. Pasarnos la vida persiguiendo zanahorias nos agota, pues la felicidad no es un resultado obtenido sino un modo de posicionarnos y de vivir lo cotidiano.

Pasarnos la vida persiguiendo zanahorias nos agota, pues la felicidad no es un resultado obtenido sino un modo de posicionarnos y de vivir lo cotidiano.

Mito 2: "La felicidad no es no sentir emociones negativas"

La felicidad tampoco implica no sentir tensión, no sentir emociones negativas o estar sonrientes todo el tiempo. Por el contrario, las emociones como la tristeza, el desánimo, la insatisfacción, al ser interrogadas son como brújulas que nos orientan por dónde sí y por dónde no.

Las emociones que sentimos nos traen un mensaje que necesitamos escuchar. Esta manera de contemplarlas es muy diferente a la idea de escaparnos rápidamente de ella o tratar de eliminaras lo antes posible. Las únicas personas que no sienten emociones dolorosas son los psicópatas y las personas muertas, así que alégrate de que estas vivo y te corre sangre por las venas.

Entonces, si la felicidad no es no sentirnos tristes y tampoco conseguir objetivos…

¿Cuáles son aquellos hábitos que podemos ejercitar para fortalecer una felicidad duradera?

  • Mantener relaciones significativas:

En primer lugar, la felicidad está íntimamente asociada a la construcción de relaciones profundas y significativas. No se trata de tener un millón de amigos sino de tener pocos pero de buena calidad. Personas de confianza con quienes podemos sentirnos nosotros mismos sin corazas. Esto no quiere decir que debamos evitar estar solos. Es muy diferente estar solos que sentirse solos. Tenemos que aprender a tender un puente entre el mundo interior y el mundo exterior. Ir hacia adentro e intercambiar con el resto. No somos islas, somos seres sociales en interacción. Por lo tanto, invierte energía en la construcción de vínculos de intimidad, es el primer consejo para la felicidad.

  • Simplificar la Vida:

La segunda sugerencia es "simplifica tu vida". Hacer una sola cosa a la vez con plena presencia nos nutre mucho más que hacer cinco al mismo tiempo y “no estar en ninguna de ellas con plena consciencia”. En un mundo tan frenético y acelerado tener esas islas de remanso nos tranquiliza. Entrena el arte de estar donde estás, de esta manera aprenderás a disfrutar ¿qué es dis/frutar? Sacarle el jugo a la fruta de lo que estás vivenciando momento a momento, si estas a medias no exprimes lo rico de cada experiencia.

Hacer una sola cosa a la vez con plena presencia nos nutre mucho más que hacer cinco al mismo tiempo y no estar en ninguna de ellas con plena consciencia.​

  • Ejercítarnos:

El ejercicio físico es fundamental. Tiene que transformarse en un hábito sagrado en tu vida, cualquiera sea tu edad, tu peso, tu estado físico, o el tiempo que tengas en tu agenda. Si no lo tienes, empieza a ponerlo con resaltador. La actividad física diaria, aún sean treinta minutos de caminata a buen ritmo libera norepinefrina, serotonina y dopamina, lo que equivale a la medicación psiquiátrica más potentes. Tu cuerpo es tu principal medicina.

Somos apenas seres humanos mortales que hacemos lo que podemos, a veces nos sale mejor otras no tanto. Lo importante es no dejar de intentar ser mejores personas cada día, sin machacarnos, con amorosidad y buen trato.​

  • Aflojar Exigencias

Ser felices también va de la mano de permitirnos ser seres humanos. En una cultura que hace alarde del perfeccionismo, que condena el error y nos pretende inmejorables, el verdadero acto heroico es trascender ese mandato y hacer oídos sordos a lo que nos malogra y tensiona mucho más de lo que nos alivia. Equivócate, descansa, aprende a decir que no, date permiso para el error sin castigarte, quiérete con tus defectos sin por eso dejar de mejorarte, no buscando ser perfecto sino a favor de tu propio crecimiento. Y dale también permiso a los demás para serlo, sin condenarlos ni juzgarlos por sus defectos. Después de todo somos apenas seres humanos mortales que hacemos lo que podemos, a veces nos sale mejor otras no tanto. Lo importante es no dejar de intentar ser mejores personas cada día, sin machacarnos, con amorosidad y buen trato.

Ser felices también va de la mano de permitirnos ser seres humanos. En una cultura que hace alarde del perfeccionismo, que condena el error y nos pretende inmejorables, el verdadero acto heroico es trascender ese mandato y hacer oídos sordos a lo que nos malogra y nos tensiona.

  • Agradecer

Expresa gratitud, esto supone dejar de tomar como natural lo milagroso. Cuantas cosas que hoy tienes y no agradeces se volverían de repente importantes y valiosas si dejaras de tenerlas. No des por sentada tu salud, tus afectos, tu alimento, tu trabajo, tu respiración, el agua que bebes, una sonrisa, una caricia, tu hogar, tus mascotas, tu mente lúcida. Siéntelas como una bendición porque cualquier día podrían dejar de estar en tu vida y ahí te darás cuenta del valor que tenían. ¡Se agradecido! Encontrarás motivos a cada paso, tantos como los que encuentras con facilidad para quejarte. Agradece ese llamado, esa canción que te hace vibrar, ese sabor que tanto te gusta, tus sabanas limpias, tu cuerpo vital, el poder apreciar con tus ojos la belleza, agradece la motricidad de tus manos que te permiten escribir, dibujar, abrazar, cocinar, levantar esa copa de vino que tan bien le sienta a tu paladar. Mira a los ojos a esa persona que amas, a esa amiga que siempre está, a esa madre incondicional, a tu compañero de vida, a tu hija, a tu hijo y dale las gracias por existir, por estar “ahí”.

No agradezcas porque eres feliz, agradece para ser feliz y lo serás

  • Dar Sentido

Por último, haz actividades que le den sentido a tu vida y no solo te proporcionen placer. Además de que te gusten, procura que tengan un significado, que aporten a algo mayor, más duradero y que te trasciendan. Nos da mucha felicidad hacer algo bueno por los demás. La solidaridad nos gratifica, nos da paz, nos hace sentir seres útiles y bondadosos y eso despierta en nuestro interior un sano orgullo personal que nos reconforta.

Saber que una acción, un consejo, una palabra, un pequeño gesto, benefició a otro o alivio su sufrimiento… se siente maravilloso. ¿Por qué? Porque ese otro somos cada uno de nosotros, todo está unido, en inter-dependencia continua. La felicidad es un patrimonio colectivo. No hay felicidad más sentida que la compartida.

No te sumes sufrimiento adicional por la desidia de dejarte estar​. Se protagonista de la cuota de felicidad que puedes regalarte y regalar. Porque ser feliz es también un acto de generosidad, pues darás a los demás la mejor versión que puedes ser de vos.

La felicidad es la suma de las pequeñas cosas ejercitadas a diario

Crea una felicidad cotidiana y la suma de tus días harán de tu vida, una vida más feliz. No hay nada de magia aquí, por el contrario: son hábitos, que sostenidos en el tiempo generan nuevas conexiones neuronales asociadas a la felicidad.

Cuando te sientas infeliz, haz una pausa, observa tu vida y pregúntate con honestidad:

  • ¿Cómo estoy viviendo? 
  • ¿Qué hábitos estoy ejerciendo?
  • ¿Qué estoy dejando por fuera y sé que es importante para mí?

Ser felices es una decisión que se entrena en el gimnasio de la vida cotidiana. Ahora bien, la gran pregunta es: ¿Todo depende de nosotros? Por supuesto que no… eso sería una vana ilusión. Sin embargo, si te aseguras de hacer tu parte, atravesaras como todos los mortales los dolores inevitables, no más. No te sumes sufrimiento adicional por la desidia de dejarte estar. Se protagonista de la cuota de felicidad que puedes regalarte y regalar. Porque ser feliz es también un acto de generosidad, pues darás a los demás la mejor versión que puedes ser vops.