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Una mirada transpersonal

Por Corina Valdano

28 de mayo de 2017

Amo la Psicología que difundo, pues entiende que…

Todos somos únicos e irrepetibles. Nuestra misión es desarrollar eso único y especial que somos. La autorrealización y el bienestar dependen en gran parte de la concreción de este sentido de vida.

Cuando nacemos, existe un núcleo básico no condicionado. Algunas tradiciones de sabiduría le llaman Ser, Alma. La Psicología Transpersonal le llama ESENCIA a esta porción del Todo que habita en cada uno y al cual estamos unidos. Para transitar la experiencia humana y “adaptarse” a su entorno, esta ESENCIA debe proveerse de una Personalidad / Ego. La Personalidad es el ropaje de la Esencia. Tendemos a identificarnos (fijar/identidad) con nuestro Ego y a olvidar o amordazar a nuestra verdadera ESENCIA. Estar desconectados de este núcleo fundamental genera sinsentido, extrañeza, desorientación, síntomas y enfermedad. El “trabajo sobre sí” permite re-encontrarnos con nuestra Esencia íntima para dotar a nuestra vida de sentido y lograr coherencia interna.

Asume que el Inconsciente es mucho más que el depósito de traumas, experiencias infantiles y deseos reprimidos (Inc. Freudiano). Hay otro Inconsciente, el Sabio Inconsciente (Inc. Junguiano) sede de nuestra sabiduría, talentos, dones y verdaderos anhelos. El inconsciente “no traiciona”, juega a nuestro favor y colabora con nuestra plena realización si aprendemos a decodificar sus mensajes.

Sostiene que el ser humano es de naturaleza intrínsecamente buena y con tendencia innata a la autorrealización. La naturaleza, de la que este ser humano forma parte, expresa una sabiduría mayor. Como seres humanos debemos confiar en la forma en que las cosas ocurren, evitando actitudes de control rígido.

Como seres humanos, podemos ampliar nuestra conciencia y des-identificarnos de nuestra personalidad/ego para acceder a una identidad más amplia, integrada y en continuo proceso de construcción.

Esta psicología, le da importancia a las expresiones de nuestro cuerpo, pues sus manifestaciones nos “habla” acerca de quiénes somos, qué hacemos y sentimos. No existe división entre cuerpo /mente, somos una totalidad integrada. La cultura occidental ha enfatizado en la racionalidad y la acción. Esto produce un desequilibrio en nuestro organismo. Esta psicología revaloriza lo emocional y contemplativo en integración con la razón y la acción. Occidente y Oriente en comunión.

Entiende al ser humano como un ser global en el que convergen pensamientos, sentimientos y acción. La coherencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos es fuente de salud. La incoherencia entre estas instancias es fuente de malestar y genera síntomas y enfermedad.

La existencia humana transcurre en un contexto interpersonal, este ámbito es necesario en el desarrollo individual, pero teniendo siempre en cuenta la individualidad del ser humano en las relaciones sociales. La masificación amordaza la propia expresión.

Muchas de las patologías de la época anidan en la “falta de sentido”. Encontrar el “para qué” de nuestra existencia y sentir que aportamos a algo mayor que nos trasciende nos hace sentir útiles y nos preserva de buscar “analgésicos y somníferos emocionales” que nos evadan del sufrimiento de la finitud de nuestra existencia. Desplegar nuestra espiritualidad en su forma laica nos vuelve personas significativas para nosotros mismos y los demás.

Los recursos y herramientas que utilizo…

Las tradiciones de sabiduría milenarias como el budismo, el taoísmo, el hinduismo, el zen, el confucianismo y las religiones tribales son vistas en su forma laica como psicologías que proveen recursos y herramientas válidas para el trabajo con nuestro mundo interior.

Los aportes de las Neurociencias y la Psicología Cognitiva enriquecen y ayudan a comprender la manera en cómo el ser humano procesa la información y la interpreta. Es la base científica en la que se sustenta mi trabajo.

La Bioneuroemoción: es un método que permite comprender el impacto de las emociones en el cuerpo. La enfermedad no debe ser atacada, sino “escuchada”. Nos trae un mensaje acerca de cómo estamos viviendo. Tiene un sentido, un “para qué”. Para ello es preciso salirnos del ¿Por qué? y del victimismo, asumiendo un protagonismo activo en la sanación. Basa sus conocimientos en la anatomía y la biología. Utiliza como herramientas la Programación Neurolinguística, la Hipnosis Ericksoniana y el estudio del Árbol Genealógico.

El Eneagrama de la Personalidad: test de origen místico y oriental que, como sistema de clasificación describe a la perfección 9 tipos de personalidad. Provee un mapa para que cada persona pueda llegar a ser la mejor versión de sí respetando su forma de ser y estar en el mundo.

El Ensueño Dirigido: en estado de relajación, se realiza un viaje imaginario donde el paciente es protagonista y relata su travesía. Es una técnica de trabajo con la imaginación. Las imágenes son mensajeras del Inconsciente y nos permite explorar qué está pasando con nosotros mismos. La imagen es una forma de pensamiento primitivo, libre e irracional. Es una puerta a nuestra interioridad. Al igual que el material de los sueños nos proveen de un rico material que debe ser interpretado para develar el mensaje que nos traen.

La Psicogenealogía: el estudio del árbol genealógico permite descubrir la herencia psicológica de nuestros ancestros y cómo de manera inconsciente encarnamos y repetimos patrones de comportamientos que yacen de manera silenciosa en el Inconsciente Familiar. La toma de consciencia de estos “programas” nos permite liberarnos para poder elegir la propia vida y sanar el árbol para nuestra descendencia.

Psicóloga Corina Valdano.