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Niveles de Conciencia y Vínculos Interpersonales

Por Corina Valdano

18 de octubre de 2019

¿Hablamos el mismo idioma?

La Psicología Transpersonal nos dice que todos nacemos con un determinado nivel de consciencia. Cada ser humano tiene un punto de partida desde donde inicia su recorrido de vida. El nivel de consciencia no tiene que ver con el grado de instrucción, con el nivel de educación, con el coeficiente intelectual ni con los másteres y posgrados que hemos hecho en la vida o podríamos llegar a hacer. No es información que se incorpora desde afuera, es más bien sabiduría acerca de cómo valoramos la vida. Es por eso que, una persona con escasa o nula educación formal puede tener siempre la palabra justa, la actitud adecuada y la congruencia apropiada entre sus valores y sus acciones prácticas. Del mismo modo, tampoco tiene que ver con la edad… ¡hay niños que con sus reflexiones y sus gestos de benevolencia dejan a sus padres dados vueltas!

Podríamos imaginar una gran espiral ascendente, donde a cada vuelta de espiral le corresponde un determinado nivel de consciencia individual. Clare Graves le llamo “Teoría de la emergencia cíclica de los niveles de existencia” y más tarde, Edward Beck y Christopher Cowan le llamaron: "Modelo de la Dinámica Espiral".

Dado que a esta vida venimos a evolucionar, ir elevándonos en esta espiral ascendente es, a lo largo de nuestra existencia, la misión más noble y digna que podemos afrontar. Que además no solo nos beneficia a nosotros mismos respecto de cómo nos posicionamos en nuestra vida, sino que es nuestra mayor contribución al gran entramado humano que entre todos conformamos y vamos evolucionando, tal como una masa crítica que cuando se satura adquiere un nuevo nivel de comprensión. Así quedó atrás la horca, las crueles formas de matanza y discriminación, el sometimiento a la mujer, entre otras tantas cosas que indican que no es para nada cierto que "estamos cada vez peor” como hay quienes suelen decir…

 

Evolucionar nuestro Nivel de Consciencia puede ser, o bien el resultado de un empeño consciente, o puede acontecer en algunas otras personas, más naturalmente como si fuese un despliegue orgánico armonioso que no podría haberse dado de otra forma, tal como la oruga esta destinada a convertirse en mariposa.

 

La consecuencia de este proceso de transformación gradual es la misma: ir sembrado semillas de sabiduría acerca de cómo transitar por la vida.

 

La Vida nos ayuda a Desplegar nuestra Consciencia

A veces la vida nos empuja a evolucionar a través de experiencias intensas que ya no nos dejan igual. Tal es el caso de personas que padecen enfermedades, pérdidas, accidentes o eventos traumáticos y tras atravesar ese umbral de dolor, suben varios niveles en el espiral evolutivo de la humanidad. Es entonces que, valoran lo que antes no, no se hacen problemas por cuestiones triviales que tienen solución y se vuelven personas sencillas, “fácilmente feliz” porque aprecian la vida desde una mirada distinta. De allí la frase: “Es malo sufrir, pero es bueno haber sufrido”.

También la evolución puede acontecer a partir de experiencias gratificantes y trascendentes que nos posibilitan ampliar nuestra visión, desterrar nuestros prejuicios, dejar de juzgar y de buscar tener razón.

 

A veces la vida nos empuja a evolucionar a través de experiencias intensas que ya no nos dejan igual.

 

Cuando subimos escalones en la espiral dinámica de evolución, nos volvemos personas más serenas y observadoras, dejamos de reaccionar como resortes ante las circunstancias externas y comenzamos a accionar desde el protagonismo de una vida más lúcida y elegida.

Este proceso de despliegue es muy propio y diferente de persona a persona.

Cuando dos personas se hallan en la misma vuelta de espiral, “se comprenden”, hablan el mismo “idioma”. Aunque sus lenguas maternas sean distintas, se comunican a la perfección. Podríamos decir que vibran en la misma frecuencia, con la misma energía y pujanza de vida. Se hacen las mismas preguntas, comparten intereses similares y se emocionan e indignan por las mismas cosas.

 

Cuando dos personas se hallan en la misma vuelta de espiral, “se comprenden” perfectamente porque hablan el mismo “idioma” universal.

 

Crecimos hacia lugares distintos...

¿Qué sucede cuando en nuestras relaciones de afecto algunas personas ascienden y otras no?

¿Qué sucede cuando esos niveles de consciencia no crecen al mismo tiempo en la pareja o en la amistad?

Cuando eso sucede, ya sea en la pareja, en la amistad e incluso entre los integrantes de una misma familia, la distancia emocional se vuelve una especie de abismo difícil de franquear.

Los problemas de comunicación, los desencuentros, la poca afinidad, la “desconexión” tiene mucho que ver con este concepto que les estoy compartiendo respecto de los diferentes niveles de consciencia más que con la decadencia del amor.

¡Y cuidado! Esto nada se le parece a la soberbia espiritual tan usual por estos días, donde hay quienes se sienten que miran a los demás desde arriba. Por el contrario, a medida que subimos escalones de evolución, la mirada se torna más compasiva, benevolente, más honda y clara.

Lo que antes importaba ya no, lo que era un problema en una vuelta de espiral anterior, encuentra ahora su resolución. Será por eso que en su momento Albert Einstein afirmo:

 

“Ningún problema puede ser resuelto en el mismo nivel de conciencia en el que se creó”.

 

Cuando en un vinculo de amor, cualquiera sea, uno de sus integrantes despliega su consciencia y el otro no, algo deja de “encajar”, de sentirse en correspondencia y en congruencia y esa distancia de a poco se va haciendo notar, tanto es así que a veces resulta muy dolorosa.

Lo que sucede es que ambas personas están contemplando la vida desde lugares diferentes y la comunicación entonces, se torna muy dificultosa. La afinidad pierde su intensidad, la proximidad no es la misma que años atrás y ya no importan ni se disfrutan las mismas cosas.

Cada vuelta de espiral tiene su dialéctica, su lógica, su correspondencia, sus valores y su idioma particular. Y cuando los niveles de evolución son distintos, el idioma del otro nos parece chino, lejano, foráneo. Es entonces que confundimos falta de aprecio o simpatía con diferentes niveles de evolución. Lo mismo en la familia y en la amistad cuando sentimos “no conectar”.

A veces ese desacople es determinante porque la distancia, de tan abismal, resulta insalvable. Otras veces ese desequilibrio es transitorio y circunstancial y los caminos lejos de bifurcarse se encuentran, se renuevan y se consolidan aun más. El mismo vínculo se torna ahora distinto, sobre todo más hondo e íntimo.

Es por eso por lo que, no necesariamente los diferentes ritmos o tiempos de comprensión espiritual, son señal de que un vinculo no pueda continuar. En ocasiones, comprender lo que está aconteciendo y no confundirlo con desamor, habilita a compartir aquello en lo que sí aun es posible coincidir. Además, ascender en este espiral evolutivo es accesible para todo ser humano que trabaje sobre sí. Así, quien parecía tener una mirada auto-centrada y primitiva de la vida, de a poco se va “despertando” y quien parecía muy desplegado, se repliega sobre sí mismo y se queda estancado. Este dinamismo es el mejor antídoto para la arrogancia espiritual de quienes se sienten superiores a los demás por tener mayor “insight” y nivel de percepción.

 

Saber que lo vibracional, lo intuitivo y lo energético también explica porque algunos vínculos funcionan y otros no, nos alivia para dejar de forcejear, de tironear o de empujar lo que lleva tiempo y no se puede apurar.

Me parece importante compartirles estas nociones porque a menudo escucho este tipo de problemáticas interpersonales que resultan difíciles de nombrar. No es cuestión de conflictos, de peleas, de llevarse mal, o de no caerse del todo bien… es ese “no sé qué” que tiene sabor a brecha, a destierro, a soledad al interior de una relación.

Saber que lo vibracional, lo intuitivo y lo energético también explica porque algunos vínculos funcionan y otros no, nos alivia para dejar de forcejear, de tironear o de empujar lo que lleva tiempo y no se puede apurar.

Cuando tratamos de explicar desde el paradigma racional cuestiones que no se explican a través de las palabras o de las evidencias demostradas, nos quedamos sin argumentos y nos sentimos complicados o complejos, cuando en verdad estamos hablando de un idioma que no tiene ni puntos ni comas, es un lenguaje universal.

Si resuenan con lo que les estoy compartiendo, es bueno que integren esta perspectiva a sus relaciones interpersonales y que no se sientan extraños/as ni solos/as en ese sentir tan válido y legítimo como cualquier otro factor que influye al momento de relacionarnos y de sentirnos “cerca” y en intimidad con otro u otros con los que compartimos la vida o un tramo de ella.

Les animo a ascender en esta espiral desde donde la vida se ve distinta y los vínculos se profundizan. Buscar la manada en la cual uno sienta afinidad no es tarea sencilla pero cuando se la encuentra se siente algo así como "llegar a casa".